Aunque la inversión saldrá del sótano, nadie anticipa un empuje vigoroso. Los pronósticos por cada rama difieren según su realidad. Uno de los sectores más deprimidos, la construcción, prevé un año de inflexión, con un crecimiento sectorial de entre 3% y 5%, con sesgo al alza. La industria apuesta por algo levemente superior al PIB general. El comercio proyecta un alza de entre 2% y 3%. La minería estima que la producción minera seguirá en el mismo nivel, con un estancamiento que, dicen, suma ya dos décadas. La banca cree que en 2025 las colocaciones podrían crecer en torno al 2%, tras cinco años planos. Y la agricultura pronostica una expansión sectorial de 1,6%, menos que el 2% que preveía antes.

Rosario Navarro, presidenta de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa).

Rosario Navarro (Sofofa) ve alza de 2% ক 2,5% en la industria y costo laboral, como el principal riesgo

Un tibio 2025 es el que espera la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa). En su análisis sobre las perspectivas para el próximo año, no esperan una aceleración ni para su industria ni tampoco para el país. “Las condiciones locales y externas para la economía en general, y el sector industrial en particular, en 2025 anticipan un desempeño por debajo del que tenemos en 2024. Sin embargo, luego de dos años de caídas consecutivas, en materia de inversión esperamos un repunte, un elemento básico si queremos reactivar nuestra economía, pero es necesario seguir avanzando en este aspecto”, afirma la presidente de la Sofofa, Rosario Navarro.

La empresaria destaca que desde el gremio que preside han abogado “por una normativa ambiental más eficiente y la agilización de los procesos de obtención de permisos sectoriales, con el objetivo de facilitar la inversión y promover el desarrollo de proyectos, pero que no se malentienda: no pretendemos rebajar estándares, sino que promovemos mejoras en estos procesos”.

Sobre los riesgos que ve para su sector, menciona que “los mayores costos, en particular los laborales, son los principales riesgos para la industria”. A eso le suma un “eventual recrudecimiento de la inseguridad”. Por ello, detalla que están “interactuando estrechamente con las autoridades para compartir información, desarrollando acciones destinadas a prevenir y combatir el crimen organizado, que tanto afecta a las personas y al tejido social”.

Dado este escenario que describe, la presidenta de la Sofofa proyecta que “el sector industrial crezca levemente por sobre el crecimiento de la economía de este año, যদিও মামলার কোনো আইনি সংরক্ষণ ছিল না entre un 2% y 2,5%”. Y para el PIB de Chile prevé una expansión del 2%.

Sobre los riesgos para la economía chilena, Navarro menciona que el principal “es que las cosas se mantengan como están, porque haciendo más de lo mismo no vamos a lograr los cambios que necesitamos, que es que el país recupere tasas de crecimiento cercanas al 4%”.

Para lograrlo, dice Navarro, “es fundamental la modernización de nuestro sistema político para alcanzar buenos acuerdos”.

Alfredo Echavarría, presidente de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC).

Alfredo Echavarría (CChC): “Esperamos que el 2025 marque un punto de inflexión”

Un cauto optimismo es el que tiene la Cámara Chilena de la Construcción (CChC) para el próximo año. Si bien en su análisis menciona que no se acercará a los años de mayor dinamismo, sí esperan un cambio de tendencia. “Si bien el próximo año la inversión total en construcción no logrará acercarse a los niveles registrados en los períodos de mayor dinamismo, esperamos que marque un punto de inflexión, ya que estamos viendo cifras más favorables respecto de los últimos dos años”, sostiene el presidente del gremio, Alfredo Echavarría, quien agrega que este cambio se explica “principalmente por el efecto de menores bases de comparación y el desarrollo de proyectos mineros y de energía que impulsarían la inversión en infraestructura productiva privada”.

Y por lo mismo, el sector se encuentra revisando sus proyecciones económicas con sesgo al alza. Echavarría sostiene que, de acuerdo al último informe de la CChC, “el próximo año la construcción crecería entre 3% y 5%, aunque actualmente vemos un sesgo al alza derivado del Presupuesto 2025 e información más reciente del catastro de la Corporación de Bienes de Capital”.

No obstante, visualiza que la oferta disponible de viviendas asciende a cerca de 105.000, siendo principalmente departamentos, de las cuales el 36% corresponde a unidades para entrega inmediata, la cifra más alta de los últimos años. “De no implementarse medidas potentes para reactivar la demanda, es muy probable que esta cifra no varíe significativamente en 2025″, subraya el presidente de la CChC. En cuanto a los riesgos para su sector, Echavarría describe dos: el primero es que “no mejore la compleja situación que enfrenta la actividad inmobiliaria, afectada por la baja demanda, ya que eso tiene implicancias en las empresas del sector y a sus trabajadores, así como el inicio de nuevos proyectos y las posibilidades de las personas de acceder a una vivienda”.

Y lo segundo que resalta es que “se debe mirar con atención cómo se comporte el financiamiento que se requerirá para concretar el significativo gasto esperado en concesiones de obras públicas”. En cuando a la situación país, prevé un alza de en torno al 2% del PIB”.

José Pakomio, presidente de la Cámara Nacional de Comercio (CNC).

José Pakomio (CNC) prevé un 2025 con “crecimiento moderado” y como mayor amenaza, la seguridad

El comercio espera un crecimiento moderado para la economía y para el sector. El presidente de la Cámara Nacional de Comercio (CNC), José Pakomio, espera que la actividad sectorial crezca entre 2% y 3% en 2025. “Esto se basa en las proyecciones de crecimiento del país, la base de comparación del sector, las expectativas de inflación y la evolución del empleo”. Sin embargo, aclara que “estos valores podrían variar según la evolución de indicadores clave, la situación de la economía global y local, las políticas fiscales y monetarias, y la estabilidad política del país”.

Para el dirigente, los principales desafíos son “recuperar la inversión y brindar seguridad y certezas para volver a ser un país atractivo.” Y dice que es necesario “restaurar la confianza, que lleva demasiado tiempo en un terreno pesimista, tanto para empresarios como para consumidores”.

En cuanto a riesgos que percibe para su sector en 2025, Pakomio observa que “se podría acentuar la debilidad de la economía y sumar a la incertidumbre política actual, junto con un fuerte incremento de la inseguridad, lo cual impacta negativamente en las decisiones de inversión”.

María Teresa Vial, la presidenta de la Cámara de Comercio de Santiago (CCS), también entrega sus perspectivas. “Esperamos que el sector crezca en torno a un 3% en 2025″. Esa proyección la vincula a factores como “la normalización de la inflación y de las tasas de interés, así como de los ingresos laborales, todas variables fundamentales para el comportamiento del consumo privado”. A ello añade que “espera un debilitamiento moderado del dólar a nivel internacional, lo que favorecerá las importaciones, entre ellas las de consumo”.

Sobre los riesgos para este 2025, Vial señala que “el año electoral impone espacios de incertidumbre inevitables que tienen incidencia en la esfera económica”. Y sobre los desafíos, apunta a la necesidad de “despejar incertidumbres desde el ámbito político, lograr avances contundentes y consistentes en la lucha contra la delincuencia y el crimen organizado, tramitar exitosamente y poner en vigencia el proyecto de ley de simplificación de permisos”.

Jorge Riesco, presidente de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami).

Jorge Riesco (Sonami) no anticipa “grandes proyectos que logren mover la aguja” en 2025

Un 2025 estable o estancado. Eso es lo que prevé que pase con el sector minero este 2025, el presidente de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), Jorge Riesco. “Esperamos que la producción minera en 2025 se mantenga estable, continuando con el estancamiento que ha caracterizado los últimos 20 años”, dice como primer análisis. En ese sentido, agrega que no anticipan la entrada de “grandes proyectos que logren mover la aguja, ni a nivel local ni global”. Riesco subraya que si bien “algunas grandes mineras han anunciado aumentos en sus planes de producción, estos ajustes no generarán un impacto significativo en el corto plazo”.

Sonami proyecta que la producción de cobre fino se ubique entre 5,4 y 5,6 millones de toneladas, impulsada por la demanda global, especialmente en sectores vinculados a la electromovilidad y la transición energética. A nivel mundial, dice que tampoco se esperan desarrollos relevantes antes de 2026.

Riesco argumenta que la economía de China será un factor clave: “Si logra alcanzar el 5% de crecimiento proyectado, los precios del cobre se mantendrán elevados. En ese contexto, estimamos que el precio del metal rojo se situará entre US$4,2 y US$4,5 la libra, lo que permitirá que las operaciones actuales se mantengan operativas”.

Riesco dice que la minería también enfrenta desafíos estructurales. Uno de ellos es “la complejidad en los procesos de permisología, que retrasan el desarrollo de nuevos proyectos y generan incertidumbre para las inversiones”. Otro, “el agotamiento de reservas de alta ley que obliga a las empresas a explorar depósitos más profundos y complejos, lo que incrementa los costos de producción y afecta la eficiencia”.

Para aportar en el debate, Riesco sostiene que como Sonami le han hecho propuestas al Ejecutivo. Una de ellas es un fast track para proyectos mineros. Según Riesco, “existen diversas normas y herramientas, que dependen del Ejecutivo, que podrían agilizar iniciativas mineras y desbloquear proyectos, lo que nos permitirá mantener nuestro liderazgo en minería, sin saltarse las exigencias de las normativas ambientales”.

José Manuel Mena, presidente de la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras (Abif).

José Manuel Mena (Banca) prevé una “recuperación gradual” del crédito por menores tasas de interés

La estrecha y alicaída situación crediticia es un escenario que la banca quiere comenzar a dejar atrás. Esa es la visión que transmite el presidente de la Asociación de Banco e Instituciones Financieras (Abif), José Manuel Mena. Pero antes entrega su análisis de lo que ha sido la situación actual: “El crédito bancario aún permanece en un ciclo contractivo, que ha resultado ser el más profundo y persistente de los últimos 30 años. El nivel de las colocaciones totales se encuentra hoy en un nivel inferior al registrado antes de la pandemia, llevando cinco años con crecimiento en torno o levemente debajo de cero. Una caída tan prolongada del crédito constituye un hecho singular en la historia reciente del sistema bancario”.

No obstante, para el próximo año ya anticipa una leve mejoría: “Esperamos una recuperación gradual de la actividad crediticia, impulsada sobre todo por la disminución de las tasas de interés de corto plazo, proyectándose un crecimiento acotado de las colocaciones totales del orden de 2% real”.

Para la banca, uno de los principales riesgos para 2025 es la seguridad: “Se prevén riesgos en varias dimensiones, partiendo por la seguridad, tanto física como digital, donde es importante destacar la constante inversión que realiza la industria en seguridad, y el trabajo conjunto con autoridades para abordar los desafíos emergentes en esta materia”.

El segundo riesgo es legal y regulatorio. Para Mena, “es importante visibilizar los impactos agregados para la industria que tienen las distintas leyes y normas en desarrollo, siendo clave mantener una contribución técnica a la discusión de políticas públicas”. En este punto, argumenta que “si bien la eficiencia operacional puede mitigar los impactos, a medida que la carga regulatoria se vuelve más pesada se compromete el acceso a productos y servicios lo que va en contra del objetivo de alcanzar una mayor inclusión financiera”.

A nivel país, prevén un crecimiento del PIB de 2,3% en 2025, y señalan que el principal riesgo para la economía chilena “viene de políticas públicas que, buscando objetivos sociales o redistributivos, sacrifiquen crecimiento económico y productividad”.

Antonio Walker, presidente de la Sociedad Nacional de Agricutura (SNA).

Antonio Walker (SNA) ajusta crecimiento para el agro y pide priorizar combate a violencia rural

El sector agrícola tendrá una mejoría acotada en 2025. Así lo menciona el presidente de la Sociedad Nacional de Agricultura (SNA), Antonio Walker, quien sostiene que este 2024, el PIB del sector crecerá en torno a 0,8%. Con eso como base, anticipa que el agro se expandirá en 2025 un 1,6% cifra menor al 2% proyectado previamente.

Walker dice que lo que más incide en el ajuste es la menor producción de cereales, como el trigo y el maíz, además de caídas por arranque de viñas, que no son competitivas con los precios actuales.

Walker también enumera desafíos para su sector en 2025: el primero es la seguridad rural, al que califica como “uno de los más urgentes”. Y dice: “La violencia, el crimen organizado y el narcotráfico han migrado hacia las zonas rurales, afectando a los agricultores con mayores costos e incertidumbre”.

Además, plantea que “es necesario ajustar la normativa laboral para que se adapte mejor a las condiciones del campo y así fortalecer la actividad agrícola en el país”. A ello se suma “la inversión en obras de riego, vital para asegurar la sostenibilidad del sector frente al cambio climático”, así como “impulsar la promoción de exportaciones en nuevos mercados para mantener la competitividad de los productos nacionales, y reforzar el control del ingreso de plagas mediante un trabajo más efectivo del SAG y las aduanas”.

Para el país, Walker proyecta un crecimiento del PIB de Chile de entre 2,1% y 2,4%, “sin cambios significativos en la dinámica económica”. El dirigente sostiene que la economía seguirá con crecimientos modestos “si no se implementan incentivos más fuertes para la inversión y se eliminan las barreras burocráticas que obstaculizan la ejecución de proyectos”.

Entre los principales riesgos internacionales para la economía chilena destaca las tensiones geopolíticas en Medio Oriente y la guerra en Ucrania, además de una desaceleración mayor de la economía china. Y en el ámbito interno menciona “el aumento de la inseguridad, la falta de acuerdos en temas clave, como la reforma de pensiones, y la lentitud de los trámites burocráticos”.

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