El clima será el mayor enemigo del sector productivo en el 2024. A la prolongada sequía se sumaron lluvias a destiempo que ocasionarán una merma en la producción de soya hasta un 25%. En contrapartida, el Gobierno apunta a que este año será excepcional el sector agroindustrial por los buenos precios en el mercado internacional. La situación pone en jaque al sector industrial, que al no tener una provisión de grano abundante puede parar sus operaciones en septiembre de este año.

El sector agroproductivo enfrenta serios desafíos. Este año la Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo de Santa Cruz (Anapo) reportó una caída en la producción de la campaña de verano de hasta 800.000 toneladas de grano, en especial soya, por efectos de la sequía.

“En términos económicos significa unos $us 300 millones menos de ingresos para los productores y toda la cadena productiva de oleaginosas”, señaló Anapo.

Proyecciones

Desde Anapo explicaron que las proyecciones para este año dependerán de cómo se presenten las perspectivas climáticas para la campaña de invierno, por ejemplo, si se tendrá la suficiente humedad para la siembra y desarrollo de los cultivos de trigo, maíz, sorgo, girasol y soya, considerando que la campaña de verano ha sido critica por perdidas productivas y económicas.

“Sin embargo, con seguridad que tendremos una menor producción de estos granos en este año, comparado con el año anterior”, anticipó Jaime Hernández, gerente general de la Anapo.

Con relación a la producción de soya para este 2024, según Hernández, tomando en cuenta la campaña de verano y la campaña de invierno, estimamos que pueden estar por los 2,5 millones de toneladas de granos, que comparado con la gestión 2023, tendría una reducción del 25%, explicó.

Mientras que la campaña de invierno aún en tiempo de la siembra de los cultivos de rotación, como son sorgo, trigo, girasol y maíz, pero depende de lluvias para tener la humedad necesaria en el suelo para tener mejores rendimientos productivos.

Afectación

Uno de los principales afectados por esta situación es la industria agroindustrial que procesa el grano de soya y exporta sus derivados a los mercados del exterior.

La falta de granos dejó al sector industrial con poca materia prima en sus operaciones.

Fuentes de este sector consultadas por EL DEBER explicaron que en la actualidad las industrias oleaginosas están operando al 50% de su capacidad debido a la escasez de grano.

Otro actor de este sector explicó que las industrias trabajan con muchos tiempos ociosos, “porque si bien invirtieron mucho en mejorar su infraestructura, los productores no han acompañado”.

“¿Qué significa eso? Que las industrias invierten para procesar más, pero los productores no producen más”, explicaron integrantes de este sector.

A los problemas climáticas se suma otro factor: la exportación de grano. Desde este sector explicaron que la venta externa de la soya como materia prima se disparó en los últimos años.

Por ejemplo, di 2022 -considerado como el mejor año para la cadena oleaginosa- se vendieron 600.000 toneladas de soya en grano.

Antes, la exportación de este producto solo llegaba a las 87.000 toneladas anuales. Para 2023, si bien la cantidad bajo, el volumen siguió siendo interesante llegando a las 468.000 toneladas.

La salida externa de este producto agrava la situación porque el Estado exige a las industrias que vendan 380.000 toneladas de torta de soya al mercado interno a un precio fijo, sin tomar en cuenta los costos del mercado.

En este contexto, las industrias indicaron que existe el riesgo de que haya escasez de torta de soya y aceite de soya en el mercado interno de Bolivia, debido a la reducción de la producción y las exportaciones.

Otro problema que agrava la situación es la falta de dólares, porque en algunas ocasiones la baja producción es compensada con las compras externas, en especial de Argentina, pero estas operaciones bajaron por el aumento de los precios y la escasez de la divisa.

Garantizan provisión

No obstante, desde Anapo indicaron que el 80 % de la producción de soya es exportada, con valor agregado como es el aceite, torta y harina de soya, con destino a los mercados de Colombia, Perú, Ecuador y Chile, que absorben el 90 % de la oferta exportable.

Desde la organización productiva indicaron que de acuerdo al precio de soya, la mayoría del grano va destinado al sector industrial.

“Dependiendo de las perspectivas de precios ofertados por el sector industrial, la producción es absorbida por ellos, en un equivalente de un 80 A 90 % de la producción obtenida de grano de soya”, sostuvo Hernández.

En este contexto, el gerente de Anapo, aseguró que el abastecimiento de grano de soya, sorgo, girasol está totalmente garantizado para el mercado interno porque su producción supera la demanda existente.

“En el caso de trigo y maíz somos deficitarios como país porque con la producción actual no logramos abastecer la demanda interna y esta es cubierta principalmente por el contrabando que ingresa de la Argentina. Por eso venimos pidiendo el acceso a nuevos eventos de biotecnología para aumentar la producción y recuperar soberanía alimentaria, principalmente en el cultivo de maíz”, agregó Hernández.

José Luis Farah, presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), explicó que el sector enfrenta serios desafíos debido a las condiciones climáticas adversas. Arrojó un dato negativo, durante la campaña de verano 300.000 hectáreas no pudieron ser sembradas por la fuerte sequía registrada en este año.

Esta situación impactó en los rendimientos.

Sostuvo que la escasez de grano de soya afecta la industria pecuaria, porque el grano es crucial para la alimentación del ganado. Anticipó una menor producción en otros granos como sorgo, maíz y trigo, por los retrasos en la siembra.

En cuanto a las exportaciones, el productor sostuvo que el sector agroindustrial tiene la esperanza de alcanzar niveles similares a años anteriores.

Pero reconoció que la menor producción de soya y otros factores están limitando la capacidad de exportación del país
.
“Los ingenios soyeros trabajan al 30, 40% en toda su capacidad, por la falta de grano”, señaló.

El agricultor hizo notar que son necesarias medidas que fomenten la inversión y la seguridad jurídica, así como el combate al contrabando y la facilitación de trámites para la exportación.

Jorge Méndez, presidente de la Asociación de Porcicultores de Bolivia (Adepor) explicó que la industria alimentaria enfrenta serias dificultades por los controles a la producción de granos, la exportación de soya y sus derivados.

Méndez hizo notar las complejidades del mercado interno y las restricciones gubernamentales. Por ejemplo, el gobierno impone restricciones a la exportación de productos agrícolas, como la soya, mediante decretos que exigen certificaciones y la garantía de un abastecimiento interno a precios controlados.

Estas restricciones afectan la disponibilidad de insumos para la industria pecuaria. Porque a pesar de las asignaciones gubernamentales, los productores enfrentan escasez y reciben cantidades insuficientes de soya para la alimentación animal, lo que ha obligado a recurrir a importaciones, incluso del mercado negro.

“El gobierno asigna cuotas de soya a los productores a un precio fijado, pero estas cuotas no siempre son completas.La falta de soya ha llevado a que los productores compren soya de contrabando de Argentina”, dijo.

El porcinocultor, coincidió en que las proyecciones de cosecha de soya han disminuido debido a condiciones climáticas adversas, como la sequía. Y anticipó que esto se traducirá en una menor disponibilidad de materia prima para la industria alimentaria, lo que podría agravar aún más la escasez de insumos y afectar la producción animal.

Gobierno ve otra realidad

El ministro de Economía y Finanzas Públicas, Marcelo Montenegro, según reporte de la agencia ABI, perfiló que 2024 será un año positivo para Bolivia con industrialización, debido al buen año agrícola por la recuperación en la producción de soya y mejores precios internacionales para este grano y los minerales.

Explicó que las perspectivas son positivas para el país porque de acuerdo con una experta brasileña este 2024 será “el mejor año para la soya”, cultivo que sintió un golpe duro en la gestión 2023.

“El precio de la soya está aumentando; entonces, hay varios elementos que configuran un año agrícola muy bueno para Bolivia. El estaño también está generando a nivel internacional un escenario de aumento de precio”, resaltó.

Pero el funcionario admitió que “podríamos estar creciendo mucho más si no hubiera este entorno complicado, si no hubiera este entorno político de fricciones donde obviamente las alas ‘evista’, ‘camachista’ y ‘mesista’ están haciendo todo lo que puedan para obstaculizar la gestión económica del presidente Luis Arce.

Didukung oleh Plugin RSS Echo oleh CodeRevolution.