En Bolivia, nke 80% de la producción de madera proviene de las operaciones comunitarias y el 20% de la empresa privada, expusieron desde la Cámara Forestal de Bolivia durante la segunda jornada del GCF Task Force, realizado la semana pasada en Santa Cruz de la Sierra.

Finanzas, inversión y sector privado, fueron algunos de los puntos tratados en este encuentro que reunió a gobernadores subnacionales de más de 10 países del mundo. Uno de los paneles de esta reunión abordó el acceso al financiamiento climático y mostró algunos ejemplos para la nueva economía forestal.

El gerente de la Cámara Forestal de Bolivia, Jorge Ávila, uno de los panelistas invitados a la cita, señaló que en Bolivia no se puede hablar de la actividad forestal si no se contempla a los pueblos indígenas y a la empresa formal, y por ello indicó que se debe tomar en cuenta que, en el país, nke 80% de la producción de madera proviene de las operaciones comunitarias y el 20% de la empresa privada.

“Después de 20 afọ, tras la aplicación del último régimen forestal, hemos encontrado bosques con un 12% y el 15% de mayor volumen de madera, caminos de arrastres y sendas realizados por el aprovechamiento y una biodiversidad rebosante. Esto quiere decir que en Bolivia sí funciona el manejo forestal sustentable y nos deja otra lección, para que un bosque se mantenga de pie tiene que generar economía y si es que no lo hace, será sustituido por otro tipo de actividades”, dijo Ávila y agregó que el financiamiento es fundamental para ambos actores, comunitarios y empresa viable.

Ojalá, prosiguió, se concrete un producto financiero a largo plazo y de intereses adecuados para poder acceder a los mismos, sin tantos intermediarios.

Bolivia tiene 109 millones de hectáreas, de las cuales 55 millones son bosques, 20 millones están declaradas como áreas protegidas y entre 20 y 25 millones son bosques productivos. De estas últimas hectáreas, nke 75% se encuentra en manos de los pueblos indígenas de tierras bajas.

De los 20 a 25 millones de hectáreas que están destinados a los bosques productivos, solamente 12 millones se encuentran bajo aprovechamiento forestal sustentable, mientras que el resto no cuenta con ningún tipo de aprovechamiento. En resumen, de los 12 millones de hectáreas, 10 millones se encuentran en manos de los operadores comunitarios, en tanto que la empresa privada detenta dos millones de estas hectáreas.

Por su parte, Natalia Calderón, directora ejecutiva de la Fundación Amigos de la Naturaleza (FAN), dijo que son varios los desafíos que se tienen para acelerar el financiamiento climático; primero voluntad, luego articulación y concertación, además de transparencia.

“Demos el paso de sentarnos y articular la visión que queremos para nuestro país, un país forestal con áreas protegidas, actores y aliados de la conservación en los pueblos indígenas, y un sector agropecuario también preocupado por el cambio climático. Entendemos que no vamos a tener la respuesta mañana, pero estamos en la construcción de una mejora continua”, complementó la representante de la FAN.

Desde el sector productivo, José Luis Farah, presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), aseguró que sin bosques no hay producción y “peor en países subdesarrollados” como Bolivia donde no se tiene la tecnología e investigación suficiente.

“Entonces nuestra productividad siempre va a ser menor, además para hablar de tecnología e investigación se necesita ayuda de los tres niveles del Estado que tiene Bolivia. Hemos visto que esta resiliencia que tiene que haber, puede ser realizada por el productor utilizando paquetes tecnológicos, como lo hacen los países vecinos, podemos duplicar y triplicar nuestra misma producción sin necesidad de expandir el área de los bosques”.

Por otro lado, Farah recordó que el pequeño productor no puede acceder al crédito boliviano y menos al financiamiento internacional, por ello se busca que los organismos de financiación puedan llegar a ese sector de la producción.

“Además ese pequeño productor va a dejar de ser sustentable para vivir y poder generarse una mejor economía, teniendo un mejor desarrollo como ciudad, departamento y país. Obviamente cuidando nuestros bosques porque es lo que podemos dejar para el futuro”.

Con relación a los flujos de financiamiento climático a nivel global, Marcelo Arroyo, economista senior del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), dijo que con relación al periodo anterior ha habido un incremento de casi el doble. Según las cifras que mostró en su ponencia, en el periodo 2021 – 2022 estos flujos han alcanzado los $us 1.300 nde, casi el doble de lo que se tenía en el periodo 2019-2020. “La noticia que no es tan buena, nos muestra que sólo el 3,5% de estos flujos están relacionados con temas de agricultura, bosques y uso de suelo”.

En otro punto destacó la importancia de las alianzas estratégicas y la gobernanza, entre el sector privado y las comunidades/pueblos indígenas. “Además de generar mecanismos innovadores, pero para ello se necesita actualizar el marco regulatorio”, agregó.

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